martes, 9 de julio de 2019

MIGRACIÓN Y XENOFOBIA DESDE EL ENFOQUE DE IGUALDAD

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CONTEXTUALIZACIÓN DE LA MIGRACIÓN

La  migración  internacional  ha  sido  históricamente  una  opción  presente  en  el  afán  de  mejorar  las  condiciones  de  vida  de  las  personas.  Esta  opción  se  torna  más  atractiva  en  la  medida  Lo que promete posibilidades de cambio y esperanza de que este pueda concretarse efectivamente. Como señala Ruiz en “La migración vista desde la exclusión social” (2003), la  relación  entre  exclusión  social  y  migración  internacional  ha  sido  muy  poco  explorada.  Se  ha  analizado  el  tema  de  la  exclusión  social  como  una  de  las  consecuencias  negativas  que  enfrentan  las  personas  migrantes  en  los países de destino, pero no se ha analizado este factor como una causa que puede empujar a ciertos individuos y grupos sociales a dejar su país de origen (2003: 83).

Ciertamente,  la  exclusión  social  está  íntimamente  vinculada  a  la  noción  de  discriminación,  la  misma  que  comprende  los  siguientes  elementos: (Ruiz, 2003: 83)

a. Toda distinción, exclusión, restricción o preferencia.

b. Basada  en  motivos  de  raza,  color,  etnia,  sexo,  religión,  edad,  nacionalidad, opiniones políticas o de otra índole, idioma, opción sexual,  discapacidad  visible,  condición  económica,  social  y  en  general por otras causas o condiciones.

c. Que   tengan   por   objeto   o   resultado   anular   o  menoscabar  el  reconocimiento,  goce  o  ejercicio  en  condiciones  de  igualdad,  de  los  derechos  humanos  y  libertades  fundamentales,  en  las  esferas  política,  económica,  social,  cultural,  civil,  familiar,  o  en  cualquier  otra esfera. 

Está   presente   entonces   el   imaginario   de   la   migración  como   posibilidad  de  cambio  que  permita  dejar  de  lado  experiencias  de  exclusión  y  discriminación  (Ruiz,  2003).  De  otra  parte,  es  innegable  que en el caso de la migración que tiene como motivación principal la cuestión  económica, nos encontramos de cara a realidades de Estados que  no  garantizan  los  derechos  económicos,  sociales  y  culturales  de  sus habitantes. 

En  este  sentido,  México  tiene  un  papel  estratégico  en  el  tema  migratorio por su posición geográfica, convirtiéndolo en un país de origen,   tránsito,   destino   y   retorno,   principalmente   de  migrantes   centroamericanos  que  intentan  cruzar  el  territorio  mexicano  con  la  intención  de  llegar  a  los  Estados  Unidos,  además  de  compartir  frontera con Guatemala y Belice. Es así como México es país de origen, principalmente  de  migrantes  hacia  Estados  Unidos  y  Canadá  y;  de  retorno, tanto de migrantes mexicanos como centroamericanos desde los  Estados  Unidos,  estos  últimos,  sólo  de  tránsito  para  llegar  a  sus  países de origen

La transmigración o migración en tránsito por México ha cobrado importancia en los últimos años debido a diversos factores, entre los que destaca la vulnerabilidad de dichos migrantes. Desde una mirada del  análisis  sociocultural,  algunos  de  los  problemas  que  enfrentan  estos  migrantes  es  la  discriminación  que  son  objeto  por  el  hecho  de  transitar  de  forma  indocumentada,  debido  a  que  se  ha  criminalizado  esta  forma  de  migrar;  y  el  otro  es  que  provienen  principalmente  de  países en vías de desarrollo, por lo que difieren del perfil del extranjero que  es  bienvenido  en  México.  Como  consecuencia,  presentan  una  condición  de  vulnerabilidad  y  por  ende  pueden  ser  víctimas de estigmatización* por parte de diferentes agentes sociales con los que interactúan durante su trayecto. 

México  tiene  una  larga  tradición  migratoria  y  durante  muchas  décadas había sido considerado exclusivamente como un país emisor de  migrantes.  Esto  se  debió  a  que,  de  manera  histórica,  y  en  su  gran  mayoría,   los   migrantes   mexicanos   se  han   dirigido   hacia   Estados   Unidos, el país que recibe mayor número de inmigrantes en el mundo. Durand  y  Massey  (2003)  señalan  que  la  migración  mexicana  a  dicho  país  es  un  fenómeno  que  ha  estado  presente  por  más  de  siglo  y  medio,  que  ha  involucrado  a  millones  de  personas,  y  que  ha  estado  presente en un contexto de interdependencia entre ambos países con niveles asimétricos de desarrollo. El gran número de estudios que se ha  realizado  para  analizar  este  fenómeno  y  los  procesos  que  surgen  de  la  dinámica  migratoria  entre  México  y  Estados  Unidos,  denota  la  importancia y los efectos que ha tenido en la población mexicana.

Resulta  importante  señalar  que  a  pesar  de  que  los  mexicanos  son  un  grupo  social  que  históricamente  ha  emigrado  y  vivido  en  Estados Unidos, ha sido también una colectividad que ha enfrentado actitudes racistas  y  que  ha  sido  constantemente  discriminada  en  dicho  país.  Esto se ha debido a distintos motivos, entre los que destaca su origen nacional,  sus  características  fenotípicas  y  su  idioma,  a  pesar  de  ser  uno de los grupos que ha impulsado el desarrollo de Estados Unidos (Calleja  Fernández,  2005).  Por  su  parte,  Calderón  Chelius  (2014)  señala que el vecino del norte ha mantenido una actitud ambigua con el flujo de migrantes mexicanos, ya que por un lado saca provecho de recibir  mano  de  obra  barata  y  abundante  cuando  así  lo  requiere  su  economía,  pero  se  muestra  hostil  hacia  su  presencia  en  tiempos  de  crisis,  tal  como  lo  ilustra  la  promulgación  de  leyes  restrictivas  a  lo  largo de su historia.

México  también  es  un  país  que  ha  recibido  a  ciudadanos  de  distintas  naciones  a  lo  largo  de  su  historia.  La  inmigración  hacia  México, a pesar de no ser significativa en términos numéricos, ha tenido una presencia importante e impacto social y cultural a lo largo de  los  siglos  XIX  y  XX  (Palma  Mora,  2006).  Se  ha  caracterizado  por  ser  una  inmigración  muy  variada  que  ha  abarcado  desde  refugiados,  desplazados,  asilados,  inmigrantes  laborales,  entre  otros.  Esto  se  ha  debido  a  múltiples  factores,  entre  los  que  destacan  su  ubicación  geográfica y cercanía con Estados Unidos, sus políticas migratorias y  el  desarrollo  socioeconómico  del  país.  Los  grupos  que  han  llegado  a   territorio   mexicano   son   heterogéneos,   pero  sobresalen   por   su   cantidad, relevancia, aportes y conflictos con la sociedad mexicana, los españoles, franceses, chinos, japoneses, argentinos, estadounidenses, y centroamericanos al sur de México (Palma Mora, 2006).

A  pesar  de  que  en  la  actualidad  menos  del  uno  por  ciento  de  la  población  en  México  es  inmigrante,  su  estadía  en  México  resulta  cualitativamente importante de estudiar y es significativo analizar las experiencias que han tenido estos grupos con respecto a las actitudes que  han  generado  en  los  mexicanos.  Esto  debido  a  que  a  lo  largo  de  la historia se han presentado tratos diferenciados, caracterizados por extremos en las relaciones y de actitudes que han ido desde la xenofilia hasta  la  xenofobia  (Salazar  Anaya,  2006).  Es  decir,  ciudadanos  de  algunos países se han visto más beneficiados y han recibido un mejor trato  que  otros  grupos,  debido  tanto  a  las  políticas  de  inmigración  como a las interacciones y trato cotidiano con la población mexicana, por lo tanto, ha existido un trato diferenciado a partir de fenotipos y 
desde el enfoque de igualdad...país  de  procedencia,  aunque  esto  ha  variado  en  distintos  momentos  históricos.

Fue la década de 1980 la que marcó el inicio de un fenómeno que en  los  últimos  años  se  ha  tornado  sumamente  complicado  para  los  migrantes,  al  ser  altamente  vulnerables  por  las  condiciones  sociales  y culturales del país. Este flujo está constituido principalmente por centroamericanos   que   utilizan   el  territorio   mexicano   de  manera   irregular o indocumentada como un espacio de tránsito con la intención de  llegar  a  Estados  Unidos.  Lo  anterior  muestra  que  México  se  ha  convertido  en  un  país  que  enfrenta  una  múltiple  tarea  en  cuestiones  de  migración,  es  decir,  es  un  país  emisor,  de  retorno,  receptor  y  de  tránsito  de  migrantes  (Pérez  García,  2013).  Aunque  también  resulta  pertinente  destacar  la  transmigración  que  se  produce  en  ambas  fronteras, ya que en dichos espacios se generan diferentes dinámicas sociales y culturales.

Arriola Vega (2012) señala que es necesario conocer la historia de las políticas de inmigración en México para entender la configuración e ideología de la política de inmigración actual y la percepción de los mexicanos hacia los extranjeros, ya que los discursos que estas generan han  provocado  tratos  diferenciados.  Es  importante  señalar  que  la  intensión de este trabajo como académicos es difundir la información generada  sobre  el  tema  de  la  migración  y  así  erradicar  la  xenofobia  desde  el  enfoque  de  igualdad,  no  es  intención  del  presente  trabajo  analizar  las  políticas,  sólo  resulta  necesario  señalarlas  ya  que  suelen  ser  la  fuente  de  distintas  actitudes  de  la  población  hacia  los  grupos  extranjeros.  Para  ello,  señala  cuatro  etapas  en  la  historia  de  México  que resultan fundamentales para analizar las políticas y su impacto en las poblaciones inmigrantes:

• La primera, inicia con la Conquista y termina con la Independencia de México. Se trata de una política que se limitó sólo al acceso de españoles.

• La  segunda  etapa  comprende  desde  la  Independencia  hasta  la  Revolución.  A  diferencia  de  la  etapa  anterior,  en  ésta  existe  una  política  de  puertas  abiertas  a  la  inmigración,  en  la  que  existió  una combinación de actitudes que iban de la xenofilia hasta la xenofobia hacia los extranjeros.

• La tercera es una etapa gradualmente cerrada, que abarca desde el surgimiento del nuevo régimen revolucionario hasta la alternancia política,  en  ella  la  política  que  surge  es  de  puertas  cerradas,  con  excepción de dos grupos particulares, los exiliados políticos y los intelectuales.

• La  cuarta  etapa  inicia  a  principios  del  siglo  XXI  y  se  caracteriza  por una política restrictiva, particularmente hacia la migración en tránsito que pretende llegar a Estados Unidos.

El SIGLO XXI Y EL INICIO DE POLÍTICAS RESTRICTIVAS EN MATERIA DE FRONTERAS.

En  la  actualidad  existe  una  apertura  a  los  flujos  de  capitales, mercancías e intercambio de ideas e información, como consecuencia de  la  globalización.  En  contraste,  se  han  creado  políticas  restrictivas  al  movimiento  o  circulación  de  personas,  sobre  todo  vinculadas  al  tema de la seguridad nacional, que surgen principalmente a raíz de los acontecimientos  del  11  de  septiembre  en  Estados  Unidos  (Anguiano  y  Trejo  Peña,  2009;  Carreón,  Córdova  y  Herrera-Lasso,  2009).  Los  ataques  a  las  Torres  Gemelas  son  un  punto  importante  en  el  que  la  migración internacional se comienza a criminalizar. Además, la mayoría de los flujos migratorios ocurren de forma indocumentada o irregular y  las  disposiciones  de  los  ordenamientos  internacionales  en  materia  migratoria están orientados para la protección de la migración legal/documentada, lo cual complica aún más la situación de los migrantes (Carrasco Gonzáles,  2013).  El  11  de  septiembre  de  2001  marca  el  inicio de la época de securitización o de “regímenes de terror”, como señala Castro (2014), en la que los movimientos masivos de distintas poblaciones aparecen como un problema de seguridad nacional para los  países  que  reciben  a  los  migrantes,  y  se  comienzan  a  establecer  políticas migratorias cada vez más duras.

El  cierre  de  fronteras  en  Estados  Unidos  ha  afectado  a  mexicanos  y  también  a  los  centroamericanos,  principalmente  a  aquellos  que  transitan México de forma irregular con la intención de llegar a Estados Unidos. La migración circular de guatemaltecos que laboran al sur de México no se ha visto tan afectada por las políticas restrictivas, puesto que la facilitación de los documentos a los trabajadores fronterizos es distinta, y se sabe que no incrementa el flujo de tránsito, compuesto principalmente por migrantes provenientes de los países del llamado Triángulo de Norte: Guatemala, Honduras y El Salvador, que son flujos distintos (Rodríguez, 2008). 

Además,  dado  que  México  tiene  un  mayor  interés  en  su  relación  con Estados Unidos, debido a la dependencia económica, que, con los países  de  Centroamérica,  resulta  de  mayor  importancia  detener  el  tránsito  que  asegurar  condiciones  favorables  para  dichos  migrantes  (Aguayo y Bagley, 1990), lo que permite suponer que la política anti-inmigratoria de Estados Unidos comienza en la frontera sur de México. Casillas  (2008)  señala  que para México la migración centroamericana nunca ha representado un problema, ya que los migrantes compran  bienes  durante  su  trayecto  (como  lo  es  transporte,  hospedaje,  alimentos),  por  lo  que  dinamizan  las  actividades  comerciales  de  los  lugares por los que transitan, y su intención, en menor medida, es la de permanecer en México, en donde su estadía suele ser breve. También señala el autor que dicha migración se convirtió en un problema para el Estado mexicano cuando Estados Unidos modificó su política migratoria hacia Centroamérica. Debido  a  esta  cuestión,  en  los  años  noventa  México  instauró  una  nueva  política  inmigratoria  y  transmigratoria,  es  decir,  se  intentó  controlar  y  contener  los  flujos  provenientes  de  Centroamérica, siguiendo los planes de Estados Unidos. Además, como consecuencia del incremento del flujo de dichos migrantes, en el año 1994, el Instituto Nacional de Migración (INM) pasa a formar parte de la Secretaría de Gobernación  (SEGOB),  y  de  esta  forma  el  migrante  proveniente  de  Centroamérica es ahora percibido por el gobierno como un problema de seguridad nacional (Casillas, 2010).

XENOFOBIA E INMIGRACIÓN

En  2011  el  Estado  Mexicano  actualizó  su  marco  jurídico-normativo  ante  las  nuevas  realidades  regionales  e  internacionales  en  materia  de  migración.  La  Ley  de  Migración  revela  una  serie  de  ejes  por  momentos  contradictorios  e  incongruentes,  ya  que  por  un  lado  es  posible  observar  un  cierto  avance  en  la  protección  a  los  derechos  humanos de los migrantes, como la despenalización de la migración no documentada o irregular y simplifica los procedimientos migratorios; el enlistamiento de los derechos de los migrantes en un instrumento específico que garantiza que, independientemente de su situación migratoria,  cuenten  con  acceso  a  la  justicia,  a  los  servicios  de  salud,  educación  y  registro  civil,  entre  otros;  el  reconocimiento  legal  a  la  existencia de los grupos de protección a los migrantes (Grupos Beta), al  tiempo  que  prevé  un  procedimiento  especial  para  la  atención  de  niñas,  niños  y  adolescentes  migrantes  no  acompañados  y  a  personas  en situación de vulnerabilidad durante su alojamiento y repatriación.

En  este  sentido,  por  primera  vez  se  reconoce  la  valiosa  labor  de  asistencia a los migrantes que realiza la sociedad civil organizada o de personas en lo individual.

No obstante, este tipo avances en materia jurídica que se hacen con el objetivo de generar mejores condiciones de igualdad en la sociedad entre los ciudadanos, en ocasiones, tanto la legislación como la práctica discriminan a las personas migrantes, y ello redunda en violaciones a sus derechos humanos. Algunos ejemplos de ello son:

• Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
- Artículo  9.  Restringe  el  derecho  de  reunirse  y  asociarse  para  tomar parte de los asuntos políticos del país. 
- Artículo 11. Restringe la libertad de tránsito de los extranjeros
- Artículo 33. Hace una exención al debido proceso en el caso de la expulsión de extranjeros.

• Ley Federal del Trabajo-  Artículo  372.  Establece  la  restricción  para  los  extranjeros  en  tomar  cargos  en  las  directivas  de  los  sindicatos,  representa  una violación a la libertad sindical y de reunión, quebrantando los  principios  de  igualdad  ante  la  ley  y  la  no  discriminación.  Violentando  así  el  Artículo  26  de  la  Convención  Internacional  para  la  Protección  de  los  Derechos  de  Todos  los  Trabajadores  Migratorios y sus Familiares (Convención de 1990), "los Estados Parte reconocerán el derecho de los trabajadores Migratorios a: (...) b) afiliarse libremente a cualquier sindicato o a cualquiera de las asociaciones citadas (...)" (Naciones Unidas, 1990: 1).

Por  su  parte,  como  se  dijo  anteriormente,  la  Ley  de  Migración  también    postula    elementos    que    van    en    detrimento    del    no    reconocimiento  de  igualdad  de  derechos  a  los  migrantes.  Pueden  mencionarse los siguientes artículos:

• Artículos  92  y  97.  Otorgan  atribuciones  al  Instituto  Nacional  de  Migración para llevar a cabo acciones de verificación y control migratorio   en   lugares   distintos   a   los   destinados   al   tránsito  internacional  de  personas,  lo  cual,  en  la  práctica,  justifica los  operativos  que  de  inicio  violan  los  derechos  humanos  de  las  personas  migrantes,  pero  que  además,  avalan  que  dichas  verificaciones se lleven a cabo basándose únicamente en criterios subjetivos y discriminatorios como el color de la piel (perfiles raciales),  la  condición  social  u  otras  formas  prohibidas  en  la  Constitución  y  los  tratados  internacionales  de  los  que  México  es  parte.

• Artículo  111.  Establece  los  tiempos  que  una  persona  migrante  puede permanecer detenida en una estación migratoria, los cuales exceden  los  límites  estipulados  por  la  Constitución  y  tratados  internacionales.

• Además,  prolonga  la  detención  en  caso  de  que  la  persona  inicie  un  proceso  (como  un  amparo).  Esto  es  inconstitucional  al  ser  contrario  a  la  garantía  de  acceso  a  la  justicia,  ya  que  inhibe  a  las  personas migrantes de defender sus derechos y las responsabiliza de la falta de celeridad del sistema de justicia.

• No se contempla el tema de los derechos políticos de las personas migrantes en México.

Al   respecto,   también   es   importante  mencionar   que   en  2003   México  solicitó  a  la  Corte  Interamericana  de  Derechos  Humanos  una  interpretación  sobre  la  condición  jurídica  y  de  los  derechos  de  los  migrantes indocumentados. Esta opinión aclara que la distinción legal no puede desembocar en una discriminación, por definición violatorias de  los  derechos  humanos  y  de  los  principios  más  elementales  de  un  Estado  democrático  de  derecho.  Que  la  calidad  migratoria  de  una  persona no puede constituir una justificación para privarla del goce y ejercicio de sus derechos humanos, entre ellos los de carácter laboral. El  migrante,  al  asumir  una  relación  de  trabajo,  adquiere  derechos  por   ser   trabajador,   que   deben   ser  reconocidos   y   garantizados,   independientemente  de  su  situación  regular  o  irregular  en  el  estado  que lo acoge. Estos derechos son consecuencia de la relación laboral.

Además  el  Estado  tiene  la  obligación  de  respetar  y  garantizar  los    derechos    humanos    laborales    de    todos    los    trabajadores,    independientemente  de  su  condición  de  nacionales  o  extranjeros,  y  no  tolerar  situaciones  de  discriminación  en  perjuicio  de  estos,  en  las  relaciones laborales que se establezcan entre particulares (empleador-trabajador).

A  pesar  de  ello,  los  ejemplos  anteriores  son  una  clara  muestra  de  que, para las autoridades mexicanas, la condición migratoria sí influye en  el  disfrute  de  los  derechos  de  esta  población.  La  discriminación  se  encuentra  tipificada  como  delito  dentro  del  Código  Penal  del Distrito  Federal  (ahora  Ciudad  de  México).  Sin  embargo,  el  acceso  a  la  administración  de  justicia  en  caso  de  este  y  otros  delitos  en  la  práctica  se  encuentra  menoscabado  por  la  exigencia  de  comprobar  una legal estancia en el país al momento de presentar una denuncia o de ratificarla.

A MODO DE CONCLUSIÓN

En congruencia con la evolución del fenómeno migratorio en México, es  indispensable  instrumentar  políticas  que  consideren  de  manera  integral  la  relación  estrecha  entre  las  dimensiones  humana,  social  y  económica  del  fenómeno  y  su  repercusión  en  el  desarrollo.  Si  bien  se  aprecia  es  importante  tener  en  cuenta  la  persistencia  de  los  transmigrantes  de  otros  países  con  la  intención  de  llegar  a  Estados  Unidos y Canadá. En estos flujos, un reto importante que debe ser atendido  es  la  presencia  creciente  de  niñas,  niños  y  adolescentes  migrantes no acompañados.

En términos de seguridad humana, el tratamiento integral del tema migratorio  tiene  implicaciones  regionales  y  globales,  más  complejas  que la sola perspectiva nacional y bilateral, que es insuficiente para comprender  esta  realidad  en  su  plena  dimensión.  La  movilidad  de  las  personas  no  debe  verse  como  un  problema,  sino  como  un  hecho  histórico y un fenómeno social que caracteriza al mundo globalizado. Por   ello,   tampoco  resulta   adecuado   abordar   el   tema   desde   una   perspectiva unilateral que tiende a ocultar sus aspectos positivos como las  aportaciones  a  la  economía,  al  desarrollo  y  al  enriquecimiento  cultural de las sociedades de destino.

Una  cooperación  estratégica  en  materia  de  movilidad  laboral  es  indispensable  en  reconocimiento  de  la  complementariedad  de  los  mercados  laborales  con  los  países  de  la  región,  y  como  fundamento  para una gestión adecuada de la migración que privilegie la protección de los derechos de los migrantes, más allá de la oferta y demanda de los mercados laborales.

Es  momento  de  reforzar  de  manera  creativa  los  vínculos  entre  las  comunidades  de  origen  y  destino  de  la  migración  mexicana,  en  provecho  del  bienestar  familiar  y  del  desarrollo  regional  y  nacional.  El reconocimiento a las aportaciones de los migrantes debe ir más allá de  la  etapa  inicial  y  traducirse  en  políticas  públicas  que  promuevan  la  creación  de  condiciones  favorables  para  atraer  esas  aportaciones  hacia proyectos que beneficien a las familias que reciben esos recursos y que, a la vez, impacten en el desarrollo nacional. Esto implica también el  diseño  de  esquemas  de  colaboración  que  puedan  ser  atractivos  a  la  diáspora  mexicana,  que  faciliten  la  transferencia  de  habilidades  e  intercambio  de  conocimientos,  mediante  esquemas  de  inversión,  de  servicios y de base tecnológica.

Ante  el  incremento  significativo  de  la  población  de  migrantes en  retorno  registrado  en  los  últimos  años,  es  urgente  reconocer  su  presencia,  tener  claridad  de  sus  necesidades  y  las  de  sus  hijos  binacionales y biculturales como población objeto de políticas públicas en  educación  —alfabetización—,  salud  y  vivienda,  entre  otras.  Las  políticas  de  desarrollo  deberán  considerar  no  sólo  el  impulso  a  las  economías de origen de los flujos, sino también de las regiones de retorno. Independientemente de su situación migratoria, el respeto a los derechos humanos de los migrantes sigue siendo un reto tanto en el exterior, como en territorio nacional, por lo que hace a los extranjeros.

Esta   tarea   requiere   corresponsabilidad   de   todos   los   actores,   incluyendo  la  participación  de  la  sociedad  civil,  el  sector  privado,  la  academia  y  expertos,  así  como  de  los  tres  órdenes  de  Gobierno  y  del  Poder  Legislativo.  De  manera  coherente,  México  debe  garantizar  la  vigencia  de  los  derechos  que  reclama  para  sus  connacionales  en  el  exterior,  en  la  admisión,  ingreso,  permanencia,  seguridad  personal,  tránsito, deportación y retorno asistido de extranjeros en su territorio. Esto  dará  solidez  y  congruencia  a  nuestros  planteamientos  en  foros  regionales  y  multilaterales,  así  como  en  las  negociaciones  bilaterales  en  favor  de  la  protección  de  los  derechos  de  los  mexicanos  en  el  extranjero, independiente de su situación migratoria.

En este sentido, y tal como lo indica la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la equidad entre nacionales y extranjeros, especialmente  en  lo  que  respecta  a  la  plena  observancia  de  las  garantías  individuales,  no  debe  ser  una  aspiración  sino  una  realidad  en  los  ámbitos  federal,  estatal  y  municipal.  El  Programa  Especial  de  Migración  (PEM)  2014-2018,  representa  la  oportunidad  para  poner  en práctica las grandes directrices de la política migratoria del Estado mexicano,  con  base  en  el  Plan  Nacional  de  Desarrollo  (PND).  El  PEM  permitirá  poner  en  marcha  acciones  transversales  que  involucren  a  todas  las  dependencias  y  niveles  de  gobierno,  así  como  entidades  de la sociedad civil, a partir de un enfoque de respeto a los derechos  de los migrantes, el desarrollo sustentable, la perspectiva de género, la interculturalidad y la seguridad. 

Facilitar  y  fortalecer  la  participación  de  los  migrantes  mexicanos  en el exterior en la política nacional continúa siendo un reto que habrá que superar en los próximos años. Aun cuando el marco jurídico se ha actualizado, es necesario superar desafíos logísticos que favorezcan la participación de los migrantes en los procesos políticos-electorales de México. 

En  virtud  de  la  magnitud  y  las  características  que  el  fenómeno  migratorio  ha  adquirido,  y  de  las  implicaciones  que  éste  tiene  para  el  desarrollo  del  país,  es  necesario  trabajar  en  la  elaboración  de  una  agenda  que  incorpore  de  manera  equilibrada  una  visión  que  comprenda a la persona migrante en sus dos dimensiones: como sujeto de  derechos  y  de  reconocimiento  de  su  igualdad  con  la  población  nativa, pero también como un importante aliado para el desarrollo. 

Los   enfoques   parciales   y   las   respuestas   coyunturales   para  la   atención  del  fenómeno  migratorio  deben  dar  paso  a  una  perspectiva  amplia,  coherente  y  de  largo  aliento.  Por  un  lado,  esta  visión  debe  reconocer,  la  dimensión  humana  de  la  migración,  que  permanece  como elemento central del debate. Por otro, es momento de abandonar la visión centrada en la mera gestión de los flujos migratorios, para transitar  hacia  el  reconocimiento  de  la  migración  como  agente  de  desarrollo y de enriquecimiento social y cultural

* En  la  sociología,  estigma  es  visto  como  el  comportamiento,  rasgo,  o  condición  que  posee un individuo, y genera su inclusión en un grupo social cuyos miembros son visto como inferiores o inaceptables.

Autores; Rosa María García-Ortiz, Maricela de la Luz Valverde-Ramírez y Fabián E. Hernández-Ramírez 

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE ZACATECAS

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