lunes, 21 de julio de 2014

ALTO EL FUEGO EN PALESTINA


EL MOVIMIENTO MEXICANO POR LA PAZ Y EL DESARROLLO, 
CONDENA LA MASACRE EN GAZA, QUE EL GOBIERNO Y EJERCITO DE ISRAEL, COMETEN CONTRA EL PUEBLO PALESTINO 


UNIDOS POR LA PAZ EN PALESTINA



La historia de Gaza que los israelíes no cuentan


Por Robert Fisk / The Independent

Muy bien, para la tarde del viernes el intercambio de muertes estaba 110-0 en favor de Israel. Pero pasemos a la historia de Gaza que nadie va a contarnos en estas horas. Se trata de la tierra. Los israelíes de Sederot reciben fuego de cohetes de los palestinos de Gaza y ahora a los palestinos les dan su merecido.

Seguro, pero esperen: ¿cómo es posible que todos esos palestinos –1.5 millones- estén amontonados allí en Gaza, por principio de cuentas? Bueno, sus familias vivieron alguna vez en lo que hoy se llama Israel, ¿verdad? Y fueron expulsadas –o huyeron para salvar la vida– cuando el Estado israelí fue creado.

Y –aquí tal vez hay que contener el aliento– los pobladores de Sederot a principios de 1948 no eran israelíes, sino árabes palestinos. Su aldea se llamaba Huj. No eran enemigos de Israel. De hecho, dos años antes, esos mismos árabes habían escondido del ejército inglés a combatientes judíos de Haganá. Pero cuando el ejército israelí se volcó contra Huj, el 31 de mayo de 1948, expulsó a todos los pobladores árabes… ¡A la franja de Gaza!

Se volvieron refugiados. David Ben Gurión (primer israelí en ocupar el cargo de primer ministro) la llamó acción injusta e injustificada. Lástima: nunca se permitió a los palestinos de Huj volver a su ciudad.

Y hoy día, mucho más de 6 mil descendientes de los palestinos de Huj –la actual Sederot– viven en el muladar de Gaza, entre los terroristas que Israel afirma que se propone destruir y que lanzan sus cohetes hacia lo que fue Huj. Interesante historia.

Lo mismo va por el derecho de Israel a la autodefensa. Hemos vuelto a oírlo mencionar. ¿Qué pasaría si los londinenses fueran atacados con cohetes, como los israelíes? ¿Acaso no devolverían el golpe? Bueno, sí, claro, pero los británicos no tenemos más de un millón de antiguos habitantes del Reino Unido aglomerados en campos de refugiados en unos cuantos kilómetros cuadrados en los suburbios.

La última vez que este especioso argumento se utilizó fue en 2008, cuando Israel invadió Gaza y dio muerte al menos a mil 100 palestinos (tipo de cambio: mil 100 a 13). ¿Y si Dublín fuera atacada con cohetes?, preguntó entonces el embajador israelí. Pero en la década de 1970 la ciudad británica de Crossmaglen, en Irlanda del Norte, fue atacada con cohetes por la república de Irlanda, y sin embargo la Real Fuerza Aérea no bombardeó Dublín en venganza ni mató mujeres y niños irlandeses.

En Canadá, en 2008, los partidarios de Israel manejaban el mismo alegato fraudulento. ¿Y si la gente de Vancouver, Toronto o Montreal fuera atacada con cohetes desde los suburbios de sus propias ciudades? ¿Cómo se sentiría? Pero los canadienses no han apretujado a los pobladores originales de su territorio en campos de refugiados.

Crucemos ahora hacia Cisjordania. Primero que nada, Benjamin Netanyahu dijo que no podía hablar con el presidente Mahmoud Abbas porque no representa también a Hamas. Ahora dice que sólo puede hablar con él si rompe con Hamas, aun si entonces ya no representaría a Hamas.

Entre tanto, el gran filósofo izquierdista israelí Uri Avnery –que a sus 90 años se conserva fuerte, por fortuna– ha abordado la más reciente obsesión de su país: el peligro de que el Estado Islámico (EI) se lance hacia el oeste desde su califato iraquí/sirio y llegue a la margen oriental del río Jordán. “Y Netanyahu dijo –señala Avnery– que si no es detenido allí (en el Jordán) por la guarnición permanente israelí, aparecerá a las puertas de Tel Aviv.”

La verdad, por supuesto, es que la fuerza aérea israelí aplastaría al EI en el momento mismo en que se atreviera a cruzar el Jordán desde Irak o Siria.

La importancia de esto, sin embargo, es que si Israel mantiene su ejército en el Jordán (para proteger a Israel del EI), un futuro Estado palestino no tendría fronteras y sería un enclave dentro de Israel, rodeado por todas partes por territorio ocupado por Israel.

Muy parecido a los bantustanes sudafricanos, observa Avnery. En otras palabras, jamás existirá un Estado palestino viable. Después de todo, ¿acaso el EI no es lo mismo que Hamas? Claro que no. Pero no es eso lo que oímos de Mark Regev, vocero de Netanyahu. No, lo que él declaró a Al Jazeera es que Hamas es “una organización terrorista no muy diferente del EI en Irak, Hezbolá en Líbano, Boko Haram…”

Tonterías. Hezbolá es una milicia chiíta que ahora combate a muerte dentro de Siria a los musulmanes sunitas del EI. Y Boko Haram –a miles de kilómetros de Israel– no representa ninguna amenaza para Tel Aviv.

Pero ya me entienden ustedes. Los palestinos de Gaza –y por favor olviden para siempre a los 6 mil palestinos cuyas familias vienen de la tierra de Sederot– son aliados de las decenas de miles de islamitas que amenazan a Maliki en Bagdad, a Assad en Damasco o al presidente Goodluck Jonathan en Abuya.

Aún más relevante al caso: si el EI avanza hacia el borde de Cisjordania, ¿por qué el gobierno israelí aún construye colonias allí –ilegalmente, en tierra árabe– para civiles israelíes?

Esto no se trata sólo del infame asesinato de tres israelíes en Cisjordania o del repugnante homicidio de un palestino en Jerusalén este. Tampoco del arresto de muchos militantes de Hamas y políticos en Cisjordania. Ni de cohetes. Como siempre, se trata de la tierra.


 
Israel, una máquina de asesinar y torturar en masa
Por: Angel Guerra Cabrera 

 A partir del martes 8 de julio Gaza está bajo continuo ataque aéreo de Israel como parte de la operación Margen Protector. El miércoles ya las víctimas palestinas ascendían a más de 40 muertos ( hoy más de 100) y cerca de trescientos heridos, contando niños, mujeres y ancianos.

A la campaña aérea seguirá una larga incursión por tierra y el lunático jefe del estado mayor israelí ha dicho que “activaremos toda nuestra fuerza y nos tomaremos todo el tiempo que sea necesario… para alcanzar la victoria”. El ejército ha llamado a 40 000 reservistas.

Ya son incontables las agresiones de Israel contra la Franja de Gaza y, en general contra los palestinos, en los minúsculos ripios que les van quedando de lo que fue su patria alguna vez.

Para justificar la nueva ola de bombardeos los mandamases de Tel Aviv esgrimen cínicamente el lanzamiento desde Gaza de los obsoletos y defectuosos misiles de la resistencia patriótica, ninguno de los cuales ha podido penetrar el famoso “domo de hierro”, generosamente financiado por Washington, que entrega a Israel tres mil millones de dólares anuales en ayuda.

Los palestinos están virtualmente desarmados ante Israel, sexto exportador mundial de armas con uno de los ejércitos más modernos del mundo y un considerable arsenal nuclear ilegal.

En Palestina no existen, incluso desde bastante antes de la funesta creación del Estado hebreo(1948), otros agresores que no sean los sionistas. Me baso en los brutales métodos de expulsar millones de palestinos de sus tierras a la fuerza, el arrasamiento de aldeas y el asesinato de sus habitantes, la destrucción de miles de casas y de cientos de olivares y otros medios de subsistencia, la erección del muro de la ignominia y el robo descarado del agua a sus dueños.

Además, la no retirada de los territorios ocupados en 1967 y el incumplimiento de todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU en defensa de los derechos palestinos. La lucha armada palestina contra la ocupación extrajera es totalmente defensiva y un derecho consagrado por la ley internacional.

¿Tres jóvenes israelíes, hijos de colonos ilegales, secuestrados y asesinados? Nada justifica ese crimen pero sí existe la posibilidad de explicarse en qué condiciones se puede producir. Y no necesariamente por extremistas palestinos pues la turbiedad con que la autoridad ocupante ha manejado y censurado la información sobre el hecho, refuerza la sospecha de que el sionismo haya montado una operación de falsa bandera con tal de hacer inviable el alentador acuerdo de unidad entre Fatah y Hamás y la formación de un gobierno central apoyado por ambas organizaciones.

En cuanto a menores asesinados, la soldadesca israelí tiene el triste record de haber ultimado 15 jóvenes en la operación de castigo al estilo nazi montada en Cisjordania en los días posteriores al secuestro, del que, por cierto, se acusó a Hamás sin pruebas. Luego un grupo de colonos que ya confesó su crimen quemó vivo a un muchacho palestino.

Desde 2000 hasta abril de este año balas israelíes habían segado la vida de de 1520 niños palestinos. En junio de 2013 el Comité para los Derechos de los Niños de la ONU denunció que los niños palestinos son sistemáticamente heridos, torturados y usados como escudos humanos por Israel. Meses antes la UNICEF había informado que cada año alrededor de 700 jóvenes palestinos entre 12 y 17 años, en su mayoría niños, son detenidos por fuerzas israelíes y sometidos a maltrato “sistemático”.

El periodista Uri Avnery, ex miembro de la organización terrorista Irgún y ex oficial de operaciones especiales del ejército israelí, hoy activista por la paz y contra la ocupación, opina que al primer ministro Netanyahu aprovechó la coyuntura para culpar a Hamás y desencadenar una operación en Cisjordania específicamente contra esta organización planeada con “mucho tiempo de antelación”. En otras palabras, Israel esperaba el pretexto para hacer volar por los aires el eufemísticamente llamado proceso de paz, esta vez echado a andar con gran fanfarria por Obama y el secretario de Estado Kerry que ahora no hacen nada por parar la masacre.

En Gaza, objetivo fundamental del ataque viven 1.7 millones de palestinos en 360 kilómetros cuadrados, de los cuales 1.2 millones fueron expulsados de sus tierras en lo que ahora es el sur de Israel. Bloqueada, padece un 38.5 de desempleo y un 13.8 por ciento de niños en desnutrición aguda.


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