viernes, 9 de abril de 2021

ÉTICA Y PERIODISMO

 

Texto escrito y leído por la periodista Judith Álamo López, 
en el Homenaje a Raúl Correa

“Las malas personas no pueden ser buenos periodistas”, decía el escritor y periodista polaco,  Ryszard Kapuscinski, maestro de este oficio, quien influyó en muchos de los periodistas contemporáneos, y especialmente en los mexicanos, a quienes llegó a dar cursos presenciales.

Esta frase me recuerda que hace cuatro décadas, Horacio Estavillo Laguna, exdirector de Notimex, me obsequió una hoja con el Decálogo para el Periodistas, de Ruyiard Kipling,  recuerdo que el primero de  los 10 consejos decía lo mismo que el aforismo de Kapuscinski, pero en otras palabras: el  buen periodista es, ante todo, buena persona.

Y sin duda, nuestro amigo hoy homenajeado postmorten, Raúl Correa Enguilo, cumplíó con la premisa para ser un buen periodista, fue una buena persona, reunía las cinco características esenciales, según la psicología, de un buen ser humano: empatía, sinceridad, confianza, humildad y, sobre todo, hacedor de buenas acciones.

Raúl Correa fue un idealista formado en las filas del mejor diarismo existente en México, el periódico UnoMÁsUno de Manuel Becerra Acosta, donde destacó por su vocación y cumplimiento profesional en las labores reporteriles que le eran asignadas, cubriendo las fuentes obrera, campesina u oposición.

Coincidimos como reporteros en 1987, en un viaje a Managua, Nicaragua,  él fue enviado por el UnoMásUno, y yo por Canal 13. Para él era su primer viaje internacional.  Cubríamos los esfuerzos de paz entre el gobierno sandinista, presidido por Daniel Ortega y la contra, financiada por Estados Unidos.

No obstante las elecciones celebradas en 1984, que sindicaron una abrumadora victoria para el Frente Sandinista de Liberación Nacional, y que  fueron avalados por la mayoría de las naciones del mundo, los comicios no satisfacieron al tío Sam. 

El presidente Ronald Reagan se negó a reconocer al nuevo gobierno electo para el periodo 1985-1990, considerando que los sandinistas eran una amenaza comunista o socialista, que para ellos daba lo mismo.

Y es que durante la revolución de liberación de  la dictadura y de las intromisiones de Estados Unidos, se declararon marxistas y simpatizantes de la URSS. 

En este contexto, de tensión política, cubrimos negociaciones y conferencias de prensa del gobierno sandinista y contras anunciando el fin de las hostilidades y elecciones abiertas para 1990.

Nos tocó dar cuenta de cómo la nación centroamericana era intimidada por aviones de la flota aérea estadunidense, estas naves volaban a a cielo raso produciendo gran estruendo y vibración, buscando atemorizar a la población.

A pesar de esto, la euforia de los jóvenes revolucionarios no se extinguía -hombres y mujeres- contagiaban su energía festiva. Cuánta alegría trajo al pueblo ganar la revolución y recobrar la esperanza luego de la opresión sufrida por la dictadura de Anastasio Somoza durante medio siglo. 

Qué lejos estábamos de imaginar que el libertador de entonces se convertiría en el dictador de hoy, soterradamente Daniel Ortega albergaba ambiciones desmedidas de poder, fue alejando poco a poco a los llamados héroes de la guerra, y aliándose con el diablo buscó eternizarse en el poder. Lleva 15 años en la Presidencia.

Quizá esa vivencia ayudó a nutrir el espíritu de Raúl Correa, como a todos nos brindó alguna enseñanza. 

Recuerdo que hicimos equipo, junto con otros compañeros para realizar la cobertura. 

Debido a los bloqueos estadunidenses, los nicaragüenses no disponían de transportes ni gasolina suficientes, así que había que caminar grades tramos del hotel a la sala de conferencias, hacer fila en el teletipo y en el teléfono y apartar lugar en la Sala de Prensa.

Unos días después finalizó su comisión, mientras que yo aún permanecí en Nicaragua para cubrir una Reunión Mundial de Asuntos Pesqueros. 

A la hora de despedirse me preguntó que si ya me habían enviado viáticos, le dije que quizá en dos días me llegarían, sacó entonces un billete de 100 dólares, me dijo "tómalos, por favor, tú los vas a necesitar más que yo, a mi me sobraron".

 Sorprendida por el inesperado rasgo de solidaridad y generosidad, recuerdo haberlo rechazado, pero él insistió con esa sonrisa franca y amistosa que siempre lo distinguió: "por favor acéptalos, yo ya no los necesito". 

Accedí, agradeciendo su gesto, que fue el inicio de nuestra relación a lo largo de más de tres décadas. 

Después de esa ocasión siempre nos saludábamos con afecto, como lo hacen dos buenos amigos, teníamos regularmente un intercambio breve, directo y sincero, de qué estábamos haciendo y cuáles eran nuestros proyectos.

Creo que a Raúl Correa lo marcó ese año de 1987.

Ese año surgió una corriente democrática dentro del PRI, encabezada por el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. Fue el principio de un cambio de paradigmas. 

Entre sus miembros destacaban Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, quienes dieron la cara, otros priístas asistentes a las reuniones previas mejor se retractaron, según reveló en su nota principal  el UnoMásUNo,  firmada por el reportero Gonzalo Alvarez del Villar. 

Creo que fue a partir de 1988, cuando Raúl Correa fue asignado por ese diario  para realizar la cobertura de las  actividades de un Frente Democrático Nacional, cuando surgió su afinidad,  y posterior militancia en el Partido de la Revolución Democrática y luego Morena.

Sus luchas periodísticas abarcaron también haber sido presidente fundador de la Fraternidad de Reporteros, creada a mediados de los 90, organización de defensa de un gremio dividido y lastimado, a la que por cierto volvió a presidir al momento de su deceso.

A la par de su trayectoria periodística en diarios como el  Diario de México, el Universal y la revista Época, Fue un hombre de principios, que abrazó con fe las causas sociales de izquierda, ha ello dedicó su vida hasta lograr la vocería del Partido Movimiento de Renovación Nacional, creo que ahí convergieron sus dos vocaciones.

Pido para este periodista y luchador social generoso y comprometido un aplauso.

Buen amigo, donde estés continúa dirigiendo tu energía a la luz.

Movimiento Mexicano por la Paz y el Desarrollo. 4 de abril de 2021


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